Mira por debajo del faldón
donde el brasero calienta
y toca con los dedos
las brasas que arden detrás de los hierros.
Cógete bien fuerte a uno de ellos y tira
hasta que salgan todas locas
despedidas como ratones pillados in fraganti
detrás de un queso.
Observa cómo las rodillas del resto
de jugadores de mus deforman su gesto
cuando la brasas les arrugan la piel bajo los pantalones.
Pitos, cerdos, jirafas sin cuello en acordeón.
Ellos manteniendo el tipo,
mientras tú te sorprendes
al comprobar que no ardes
y que el azar
te ha permitido salir corriendo
mucho antes del incendio.

👍👍👍
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