La autora

Fátima rodríguez checa

El mundo es un lugar inmenso lleno de historias que a veces nunca se hacen visibles. Esas historias, las que esperan agazapadas en un lugar poco transitado piden a gritos ser desterradas. En ocasiones tienen la suerte de ser encontradas y otras veces mueren solas.

Estudié Filología Hispánica, tal vez, por evitar esas muertes de voces que necesitan ser escuchadas.Tal vez me las llevé a las aulas de mi instituto Antonio Gala para presentarlas a mis alumnos y entre todos devolverlas a la vida. Tal vez, desde mi infancia he querido contar historias, contar en el mundo, contar con la vida y con los dedos.

La vida me regaló a mis maestros, mis padres, y a los otros, los literarios los descubrí con gratitud en escuelas de escritores como Fuentetaja. Además he tenido la inmensa suerte de aprender de Alberto Olmos, otro maestro que me mostró caras menos visibles de la literatura pero profundamente líricas.

Mi voz hoy se presenta audible e ilustrada porque mi familia ha sido mi altavoz y mi ascenso en este proyecto de vuelo que, con o sin motor, hoy traza líneas aéreas en un cielo que muy pronto podremos surcar, saltando desde nuestros balcones hacia la vida.