Has subido tan alto que no puedes verte las rodillas.
Por brazos tienes hélices
y por pies unas delicadas plumas,
pero aún no sabes que tu nombre
está soplado en el aire
y que no hay pabilo
si tú no lo prendes antes.
Demiurgo de risa,
hacedora de volcanes emergentes
eres desde ese lugar elevado
reina y señora de una ciudad en llamas.
Déjame que al menos pueda
suspirar por el efecto Stendhal
lo que tú creas cuando miras.
Donde nada hay, haces que nazca un elefante sabio
y donde sobra todo te tragas las ruinas.
Ya que todo está por hacer,
bajemos al lugar de donde vienes
y como dos ancianas, a paso imperceptible
pongamos la vida en su lugar.
Los rojos donde los azules,
Los grises donde los verdes
y la lluvia en recorrido inverso
volviendo a la cima.
