Hace tiempo que perdieron su sentido. También su dirección. Han pasado a ser los grandes olvidados de la tierra y enterrados juntos en una fosa común. Hoy solo queda uno que sigue haciendo sencillos trayectos de ida, aunque sin permiso para la vuelta. A sus escasos viajeros se les disuade con una ida sin retorno y además con un desplazamiento aséptico e impersonal :
Señores viajeros, guarden la distancia social y ocupen solo los asientos sin precintar.
Hoy hay un vasto cementerio de trenes a nuestros pies y un cielo atestado de vehículos aéreos, conducidos por antiguos maquinistas que se cansaron de mantener las distancias.
